hirió con zarpa de fiera;
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tal leal compañera.
Cuando más rudo era el fuego
y la pelea más fiera
defendiendo su Bandera
y sin temer al empuje
del enemigo exaltado,
supo morir como un bravo.
Por ir a tu lado a verte
mi más leal compañera,
me hice novio de la muerte,
la estreché con lazo fuerte
y su amor fue mi ¡Bandera!"
El Novio de la Muerte. Parte del Himno.
En 1927 La Legión solicitó a la Hermandad de Mena la protección del Crucificado y ese mismo año tuvo lugar la primera Guardia de Honor. Existe una fotografía de esta guardia en 1929.
Pedro de Mena fué un importante escultor del barroco español (Siglo XVII) y el más Grande en lo referente a imaginería religiosa. Su obra más reconocida fué y Es la Sillería del Coro en la Catedral de Málaga, BIC y Patrimonio Histórico de España.
Durante treinta años instaló su taller en la capital malacitana, hasta su fallecimiento en octubre de 1688. A parte de la citada Sillería, recibió numerosos encargos artesanales por parte de órdenes religiosas entre los cuales destacamos sin duda el que realizó para la Iglesia de Santo Domingo: El Cristo de La Buena Muerte y Ánimas.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi71bk22-emhURQCZXQAeS2A5lW2HhFh-lJbGYYS51zMmoMVO4iqwUxN7BJNsyaTq1CmdTPPGEqAY9KAti16u3xCZhj0GGomfkSk7r8Z3JpfLkiOuKsYb7JovjzVSXO-l29cNZSbT3XRY9u/s400/cristo2.jpg)
Dos fotografías que por desgracia quedarán para la historía, previas a los fatídicos sucesos de 1931 y originales del auténtico Cristo de Mena en su Iglesia malacitana de Santo Domingo.
El Cristo de La Buena Muerte, La Virgen de Belén, El Cristo de La Misericordia, Ecce Homo y La Dolorosa, La Soledad, La Virgen de Las Lágrimas, San Pedro de Alcántara, San Juán de Dios, La Dolorosa de Las Servitas, Santa Ana y San José, San Joaquín...todas estas tallas de incalculable valor realizadas por el artista granadino tuviéron un mismo destino final en mayo de 1931: La hoguera. Se conserva una fotografía de la quema de la Iglesia de Santo Domingo, el 12 de mayo de 1931.
Del Cristo de Mena solo se rescataron de entre las llamas una pierna, expuesta en el Palacio Episcopal de Malaga, y un pié practicamente carbonizado a excepción de dos de sus dedos y un clavo, custodiado en la actualidad por la Congregación del Cristo de Mena.
A causa de un histórico descalabro político descomunal, ocurrió la desgracia...el desgraciado atentado patrimonial.
El Rey Alfonso XIII convocó elecciones municipales el 12 de Abril de 1931 con intención de modernizar el pais. A pesar del aparente triunfo de las candidaturas monárquicas, el resultado numérico en las urnas no reflejò la voluntad social en varias de las principales capitales de la nación. Un nuevo panorama político obligó al Monarca a "firmar su acta de defunción" y huir de España dejando desierto el poder, hecho que "ilegalmente" aprovechó el bando republicano para declarar la II Republica, el 14 de Abril de 1931. Un nuevo personaje, de los más históricos del Siglo XX, apareció en escena y para desgracia del maestro Pedro de Mena: Manuel Azaña Díaz, el principal artífice de la denominada izquierda republicana.
Azaña fué presidente del gobierno de España (1931-1933) y presidente de la II República Española (1936-1939). También fué elegido Ministro de Guerra de España (14 de Abril de 1931-12 de septiembre de 1933) y ahí erradicó el problema y el desastre patrimonial eclesiástico.
Azaña fué muy permisivo con el odio social contra la clase clerical. Paralelamente, se empeñó en reformar un nuevo ejército formado en su mayoría por milicianos populares.
El 11 y 12 de mayo de 1931 se desató una furia anticlerical descontrolada a nivel nacional que afectó a decenas de ciudades; aunque ninguna padeció la ira de los incontrolados nuevos republicanos como Málaga.
Gran parte de NUESTRO patrimonio religioso-artístico-cultural e histórico fué arrasado pasto de las llamas, sin compasión. Las turbas republicanas violentaron los templos de la capital, cada uno de ellos con diferentes consecuencias. La madrugada del 12 de mayo de 1931 le tocó el turno a la Iglesia de Santo Domingo y al Cristo de la Buena Muerte.
El objetivo no fué accidental pués era en esta iglesia enclavada en un barrio muy humilde donde se guardaban los mejores tesoros del maestro Mena. El recién electo concejal comunista Andrés Rodríguez capitaneaba a este grupo de saqueadores y terroristas del patrimonio, quiénes y a pesar del mimo con que envolviéron y ocultaron algunos entusiastas cofrades de la Hermandad del Cristo de La Buena Muerte, al final dieron con él y lo calcinaron al grito de "aquí se quema todo".
Estaba aún demasiado reciente la celebración de la Semana Santa de 1931 en Malaga, la cúal y en su cartel anunciador tenía como protagonista al Cristo de Mena.
El gobernador militar de Málaga, el General Gómez García Caminero, estuvo en todo momento en contacto con Azaña via telegrama y en su dia se desveló el contenido de uno de ellos: "Ha comenzado la quema de las Iglesias y mañana continuará". Él fué quién dió la orden de retirar la custodia militar que protegió durante una hora al Cristo de la Buena Muerte.
Pocos dias después, Azaña pronunció sus históricas palabras "ni todos los conventos de España valen la vida de un solo republicano". Vil y muy miserable. Pero alguna más de sus frases pasaron a la historia.
Supongo que se refería a aquellos hombres que tuvieron la ingrata e inícua libertad de arrasar una parte importante de nuestro patrimonio nacional, cegados por la ira y el belicismo republicano. Un año más tarde no tuvo reparo alguno en fotografiarse junto a Francisco Franco Bahamonde durante un acto de homenaje que recibió en A Coruña el 9 de Diciembre de 1932.
El fracaso más absoluto de su reforma social lo recluyó en el exilio hasta su muerte, fuera de España. Su muerte, que no la del Cristo de La Buena Muerte.
La nueva imagen del Cristo de Mena fué esculpida a la perfección por otro artesano en 1941, Francisco Palma Burgos, siendo procesionado cada jueves santo desde entonces durante La Semana Santa de la capital malagueña. Los Caballeros Legionarios vuelven a velar desde aquel instante por la integridad de Su Señor, el nuevo Cristo de Mena.
Una impresionante "coreografía" escenifica cada año La Guardia de la Legión al Cristo de la Buena Muerte, sin duda alguna de lo más relevante de la Semana Santa a nivel nacional. El silencio de la multitud presente cada año se rompe por el sonido de las botas de los "lejías" al desfilar y por el sentido canto de cada uno de los celosos cargadores de uniforme. Suena el Novio de la Muerte y todo aquel que se siente español como un servidor, se estremece y emociona.
No es cuestión de fé, es cuestión de respeto. Es cuestión de libertad, señor Azaña...donde quiera que esté, va por usted.